"¡Paz y prosperidad para ti, para tu familia y para todo lo que posees!". 1 Samuel 25:6
Bienvenidos al séptimo día del ayuno. Esperamos que estés disfrutando de la adoración y la Palabra cada día y también de los momentos de oración a solas con Dios y en las noches juntos.
Hoy estamos orando por nuestros hogares. ¿Cómo es la atmósfera de tu casa?
Una atmósfera se define como "una influencia o espíritu penetrante o circundante, un estado de ánimo o ambiente general".
En Génesis 1, la atmósfera de la Tierra era oscura y vacía, hasta que Dios habló. El ambiente de la tierra no se llenó automáticamente con el espacio espiritual de Dios. Él tuvo que llenarla con lo que quería que ocupara esa área.
Lo mismo ocurre con nosotros. No se trata sólo de nuestro estado de ánimo, aunque ese es un aspecto. Tenemos una atmósfera espiritual en nuestros hogares que podemos infundir con el poder del Espíritu Santo, o dejarla en blanco para que cualquier cosa o persona la llene. Esa segunda opción es muy peligrosa. Si no nos ponemos a la ofensiva, acabaremos poniéndonos a la defensiva y desgastándonos con pruebas innecesarias.
El espacio en el que vivimos es una extensión de nosotros mismos. Es donde comemos, dormimos y nos reponemos. Es donde pasamos nuestro tiempo de tranquilidad. A veces es donde trabajamos. Es donde criamos a nuestros hijos y recibimos a nuestros invitados. Gran parte de nuestras vidas se vive en nuestros hogares. Así que orar por ellos, por la protección, la guianza y la bendición de Dios, es como establecemos límites espirituales y vallas diseñadas para mantener fuera la ansiedad, el miedo, la lucha y la enfermedad.
Esto es ponerse a la ofensiva y no dejar que el ambiente suceda por defecto.
En los tiempos de Jesús en la tierra, cada vez que los discípulos entraban en una casa, oraban por la estructura física, pero también por las personas que la habitaban. Es muy importante seguir poniendo en práctica este tipo de oración.
Aquí hay una cosa que puedes hacer prácticamente esta semana que traerá un cambio espiritual a la atmósfera de tu hogar...
Si hay una falta de paz o alegría en tu hogar, si alguien no está durmiendo bien o tiene malos sueños, si tus finanzas no están completas, si alguien no está bien, si hay desunión o conflictos, o incluso si las cosas están simplemente “más o menos"... te animamos a orar por tu hogar y ungirlo. Ungir tu casa es un acto simbólico mientras declaras que tu hogar está consagrado y apartado para Dios. Al orar y ungir nuestra casa, profetizamos del corazón de Dios sobre nuestro hogar y sobre nuestra familia. Oramos por cada persona, cada rincón, cada circunstancia que nuestra familia enfrenta. Oramos por los marcos de las puertas y para que Dios bendiga nuestra entrada y salida. Que cuando salgamos de nuestra casa, salgamos con propósito y confianza, protegidos por la fe mientras vamos a su misión. Para que, al volver a entrar en nuestra casa, no se introduzca ningún daño. Que Dios nos mantenga seguros en nuestro hogar. Que seamos refrescados y renovados allí. Que tengamos sueños de Dios en este lugar… y así podemos seguir orando.
Levanta tu casa, su interior y sus habitantes a Dios y confía en Él en cada área de tu hogar y tu familia.
La presencia de Dios va a ser evidente en tu hogar hoy. Estamos creyendo que todas y cada una de las personas que viven contigo, ya sea que estén caminando con Jesús o no - sentirán la paz que trae su presencia.
Lo he recibido, lo pondré en práctica...