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Hoy oro para que haya gozo y alegría en mi corazón

Eclesiastés 5:18-20 (NBLA) - "Esto es lo que yo he visto que es bueno y conveniente: comer, beber y gozarse uno de todo el trabajo en que se afana bajo el sol en los contados días de la vida que Dios le ha dado; porque esta es su recompensa. Igualmente, a todo hombre a quien Dios ha dado riquezas y bienes, lo ha capacitado también para comer de ellos, para recibir su recompensa y regocijarse en su trabajo: esto es don de Dios. Pues él no se acordará mucho de los días de su vida, porque Dios lo mantiene ocupado con alegría en su corazón".

 

Alegría = es un estado de ánimo producido por un acontecimiento favorable que suele manifestarse con signos exteriores como la sonrisa, un buen estado de ánimo y el bienestar personal.

 

Hay algunos conceptos erróneos que tenemos sobre la alegría.

 

En realidad, la alegría o gozo no es algo que se pueda conseguir si uno se esfuerza lo suficiente, porque la alegría viene de una fuente profunda. 

 

El gozo no es un rasgo de la personalidad. Ya conoces a los que la tienen: la persona burbujeante, exuberante y siempre sonriente, o la persona divertida y extrovertida que es el alma de la fiesta. Si eres uno de ellos, ¡estamos muy agradecidos por ti! Pero si no es tu caso, no te impongas una falsa carga pensando que debes tener un cierto personalidad para tener alegría. Es verdad que como creyentes, nuestras vidas deberían estar marcadas por la alegría, pero no es sólo algo con lo que algunos nacen.

 

El gozo no es lo mismo que la felicidad. 

 

La Biblia habla mucho más a menudo del gozo que de ser feliz. La felicidad es una condición subjetiva y relativa, es un sentimiento de alegría pero que depende de que ocurra algo bueno. 

 

Dios quiere que experimentes momentos felices, pero más que eso, te quiere dar el don del gozo. 

 

El gozo es la certeza de que Dios tiene el control de todos los detalles de tu vida, la confianza tranquila de que, en última instancia, todo va a salir bien y la elección decidida de alabar a Dios en cada situación.

 

La noche antes de morir, Jesús compartió una última cena y una conversación con sus discípulos. Ellos no entendían que Jesús estaba a punto de morir, pero Jesús sabía que su tiempo era corto. Iba camino a la cruz.

 

Jesús consoló a sus discípulos y les animó a no preocuparse. Les aseguró que, aunque se iba, volvería a por ellos.

 

En ese momento, mientras se preparaba para soportar un dolor inimaginable, algo loco pasaba por su mente. Estas fueron sus últimas palabras a sus seres queridos:

 

Juan 15:11 - "Les he dicho estas cosas para que se llenen de mi gozo; así es, desbordarán de gozo”.

 

A Jesús le preocupaba nuestro gozo. Quería que Su gozo estuviera en nosotros. Y que fuera desbordante. Deja que esa verdad llegue a tu corazón. En el colmo de su propia agonía, Su amor deseaba tu alegría.

 

Tu gozo y alegría le importaba y sigue siendo importante para Dios.

 

Nuestro deseo de alegría, al final de cuentas, es un deseo de Jesús. Y mientras no lo encontremos en Él, solo tendremos momentos felices y días felices. Pero no conoceremos ese gozo que tiene en mente para nosotros y no viviremos una vida verdaderamente alegre. 

 

1 Pedro 1:8 - "Ustedes aman a Jesucristo a pesar de que nunca lo han visto. Aunque ahora no lo ven, confían en él y se gozan con una alegría gloriosa e indescriptible”. 

 

Salmo 51:12 (TPT) - "Que mi pasión por la vida sea restaurada, saboreando la alegría en cada avance que me traigas”.

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