Escuchar con Fe
Lee Lucas 1:5-38
Lucas uno inicia con un par de historias con mucho en común: la visita de un ángel a dos personas con un mensaje muy parecido.
La primera persona a la que visita es Zacarías, un sacerdote anciano con años en el ministerio que ha estado rogando por un hijo durante mucho tiempo, ya que su mujer es estéril. En ese momento específico, se encuentra ofreciendo incienso en el lugar más sagrado de la época, que es el templo, y detrás de él hay una comunidad en oración, por lo que podría decirse que es el ambiente perfecto para recibir una respuesta de Dios. El ángel le trae la respuesta a su oración: ¡tendrá un hijo con un ministerio muy importante! Sin embargo, la Biblia nos muestra a un Zacarías asustado y un poco incrédulo, ya que duda de que su mujer estéril y de edad avanzada pueda tener un hijo. Entonces, Zacarías recibe un "castigo temporal" por su falta de fe y pierde la habilidad de hablar hasta que se cumpla lo que el ángel le dijo. Esta historia parece algo injusta con Zacarías, pues el mensaje que recibió no es fácil de aceptar; sin embargo, él es un líder religioso, alguien que dedica su vida a la correcta adoración del Dios todopoderoso. Es decir, es alguien de quien se esperaría tener fe.
Por otro lado, en una ciudad de Galilea llamada Nazaret se encuentra María, una virgen desposada con un varón que se llama José. El ángel lleva un mensaje importante, pero no va con un líder religioso de la zona, ni siquiera va con un hombre en una civilización con una gran costumbre patriarcal, sino que va con una mujer y le anuncia el cumplimiento de una gran profecía: el nacimiento del Mesías. El ángel le revela la forma milagrosa en que nacerá su hijo, y también le cuenta del milagro que está ocurriendo con Elizabeth (la esposa de Zacarías), y a pesar de lo complicado de este mensaje, ella le cree y se muestra dispuesta. María tuvo fe.
Ambos mensajes son difíciles de entender, y el factor determinante en ambas historias no son los años de ministerio (María no podía participar activamente en las actividades religiosas), no son los años de estudio (María, al ser mujer, probablemente no tuvo acceso a ello), tampoco fue el lugar donde se dio el mensaje (la ciudad de Nazaret tiene muy mala fama en ese momento, leer Juan 1:46). Lo que tiene impacto es la fe del que recibe el mensaje. Podríamos estar en el lugar más sagrado y ser los más preparados teológicamente, pero sin fe, aunque un ángel viniera a darnos la respuesta a nuestra oración, dudaríamos.
La respuesta de Dios a nuestra oración puede sonar descabellada, incoherente a nuestro parecer; tal vez Dios pida que salgamos de la zona de confort, o simplemente la respuesta sea tan buena y milagrosa que nos cueste creer. La fe es algo indispensable para el creyente y nos permitirá gozar de las bondades de nuestro Padre.
¿Alguna vez has tenido una respuesta del Señor difícil de creer? ¿Crees que se puede aprender a pedir con fe? ¿Estás listo para recibir una respuesta de parte de Dios? Según mi historia de vida, ¿soy un creyente del que se esperaría tener más fe?
¿Qué puedo hacer hoy?
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Pedir al Señor que nos llene de fe para confiar en su voluntad.
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Pedir al Señor que nuestra propia sabiduría no nos impida creer en su infinito poder.
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Pedir al Señor por compromiso, si el Señor nos llama a ser parte de su plan, para que podamos estar dispuestos.
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Pedir al Señor por paciencia, si nuestra oración necesita más tiempo para ser contestada.