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Quitar el Peso y Subir al Monte

 

Lee Hebreos 11

En Hebreos 11 vemos que aquellos que miraron hacia las promesas de Dios, por la fe, llegaron más allá de lo que imaginaban.

“Observa bien el cielo, ¿puedes contar todas las estrellas?” Esa fue una pregunta que Dios le hizo a Abraham. Abraham le creyó a Dios y por su fe fue justificado. Pero hubo un momento donde esa fe fue probada: Cuando Dios le pidió ofrecer a su hijo como un sacrificio en la cima de un monte. Abraham decidió obedecer y todos sabemos que al final Dios le pidió detenerse cuando probó que él era un hombre dispuesto a obedecer por fe.

Abraham subió a un monte a buscar el plan de Dios con la esperanza puesta en Él y con una confianza total en su voluntad. De la misma manera, Moisés también subió a un monte para buscar a Dios y su voluntad.

A veces me pregunto: ¿Qué hubiera pasado si solo hubieran subido al monte con una actitud como si Dios les debiera algo? No hubiera sido la misma respuesta, ¿verdad? Estos dos héroes de fe entendieron que no se trataba de posesiones ni ambiciones, sino de algo mucho mayor… un futuro mejor.

¿Tu relación con Dios está en el punto donde la confianza y la fe en Él son así de plenas? Yo creo que una parte fundamental de la relación con nuestro Dios es la humilde sinceridad. Las personas de fe que encontramos en Hebreos 11, y muchas otras, fueron bendecidas con la misericordia de Dios en su debilidad, en su hambre y en su necesidad de Él.

Durante su recorrido por el desierto, Abraham tuvo que dejar atrás una herencia, una patria, a sus siervos y sus planes. Para llegar hasta ese momento de entrega total a la voluntad de Dios, tenía que dejar atrás su vida. Moises también dejó atrás su nación, su posición, su poder, su identidad y su ciudadanía. Pero seamos sinceros; los dos aún necesitaban la gracia de Dios… necesitaban su favor.

¿Necesitas hoy decirle al Señor “ayúdame con mi fe”? Quizá necesitas tomar la actitud del hombre en la historia de Lucas 18:13: “Oh Dios, ten compasión de mí, porque soy un pecador”.

“Quitémonos todo peso que nos impida correr, especialmente el pecado que tan fácilmente nos hace tropezar. Y corramos con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto por delante. Esto lo hacemos al fijar la mirada en Jesús, el campeón que inicia y perfecciona nuestra fe”.  Hebreos 12:1-2

¿Qué peso te está pidiendo Dios que dejes atrás para poder subir al monte?

Deja que el poder de Dios actúe, si has caído en algún pecado o debilidad. No dejes que el enemigo o ninguna influencia te haga sentir que estás en un callejón sin salida. Sal de ahí, levanta tu mirada otra vez hacia a Jesús, ve al monte otra vez, preséntate ante Dios y sé totalmente sincero. Cuanto más pronto confieses tu necesidad de Él y de su gracia, más pronto actuará su misericordia. Si confiesas tus pecados ante Él, hay gracia disponible para ti. Toma la oportunidad para ir más profundo en tu relación con Dios. Volverás con un corazón libre y nuevo.

 

¿Qué puedo hacer hoy?

1. Necesitas encontrarte con Jesús a través de la sinceridad. “Donde hubo el pecado, también sobreabundó la gracia” (Romanos 5:20-21).

2. Reconoce una debilidad. No se puede ser libre a menos que lo necesites. 

3. Pide fortaleza del SEÑOR. “que diga el débil, fuerte soy” (Joel 3:10-11). Cuando reconoces debilidad, Dios te fortalecerá en tu espíritu.

4. Busca crecimiento en la gracia y conocimiento de Dios, esto significa “menos de mí y más de ti” para que tu fe aumente. 

Oramos:

Espíritu Santo, examina mi corazón y busca en el si hay algo que no es de tu agrado. Perdóname, tienes el poder y la autoridad para cambiarlo. Yo confío que Tú, Señor, puedes y quieres llevar a cabo con plenitud tus planes con migo, tienes mi atención, mi mirada  esta en ti hoy,  necesito tu ayuda, necesito ser de libre de…

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