He escuchado muchas veces que una de las mejores formas de empezar a hablar de Jesús es hacer esta pregunta: “¿Sabes que Dios tiene un plan para tu vida?” Es una excelente manera de abrir una conversación.

 

Sin embargo, me pregunto: ¿tiene Dios miles de millones de planes individuales, uno para cada persona en este planeta? ¿O será más bien que Él tiene un solo plan grandioso en el que toda la humanidad encaja?

 

En Efesios, Pablo habla precisamente de este plan:

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• 1:9 “Dios nos ha dado a conocer su misteriosa voluntad [plan] respecto a Cristo…

• 1:10 reunir todas las cosas y ponerlas bajo la autoridad de Cristo…

• 1:14 que seamos su pueblo, para alabanza de su gloria”.

 

Y continúa en el capítulo 3:6: “Éste es el secreto [plan] revelado: tanto los gentiles como los judíos que creen la Buena Noticia gozan por igual de las riquezas que Dios prometió a sus hijos.”

 

En otras palabras, Dios tiene, y siempre ha tenido, un solo plan glorioso desde antes de la creación del mundo. Él sabía que después de crear a la humanidad, nos rebelaríamos contra Él. Sabía el precio que tendría que pagar para traernos de vuelta a sí mismo. Pero aun así lo hizo.

 

Nos creó para conocerlo, para ser parte de su familia y heredar todas sus riquezas maravillosas. ¡Wow, qué plan!

 

¿Sabes? Tienes un Padre celestial que ha ido a extremos inimaginables para mostrarte lo valioso que eres para Él. Él no tiene un Plan A y un Plan B. Tu relación con Él siempre fue su Plan A, aun sabiendo que no lo amarías de inmediato y que tendría que colgarse en una cruz y morir para salvarte de tu rebelión.

 

Tú encajas perfectamente en su plan… y no solo tú. Todavía hay otros que deben entrar en su familia. Y porque Él te valora tanto, te ha invitado a colaborar con Él para traerlos a casa.

 

Hoy queremos invitarte a tomar la carta de Pablo a los Efesios y empezar a leerla. No importa si no llegas hasta el final, solo empieza a leerla. Léela como si Pablo te la escribiera directamente, revelándote este plan maravilloso de Dios para rescatarte y hacerte parte de su familia. Deja que las palabras penetren tu corazón.

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Permite que el Espíritu Santo te muestre cuál es tu papel ahora dentro de este gran plan.

 

Luego, tómate un momento para orar y pregúntale al Señor:

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• “¿Quién está cerca de mí pero aún lejos de Ti?”

• “¿Cómo quieres usarme para acercarlo a Ti y incluirlo también en Tu plan?”

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Escribe lo que sientas que Él te dice y sigue orando. La oración es una herramienta poderosa que Dios nos ha dado para ver venir Su Reino. No dejes de orar por esas personas que amas, para que sean alcanzadas por la gracia de Jesús. Sabemos que Él no quiere que nadie se pierda. Así que ora con confianza y fe.