Día 3 — Libertad de opresiones
“Porque no luchamos contra carne ni sangre…”— Efesios 6:12
¿Sabías que el día que entregaste tu vida a Jesús, fuiste enlistado en una guerra? Sí, juntos somos parte del ejército de Dios contra el mal. Hemos sido comisionados para empujar la oscuridad hacia atrás y avanzar Su reino de luz. Y como en toda guerra, hay estrategias, avances, retiros, momentos de peligro y de cautela… y también momentos en los que podemos sentirnos cansados o heridos en batalla.
El Nuevo Testamento nos advierte: mantente alerta, resiste al diablo, ponte toda la armadura, toma la espada, ora, mantén tu posición y no le des lugar al enemigo. Suena inspirador en una predicación, pero estas instrucciones no son solo para motivarnos: ¡son para vivirlas cada día!
Cuando bajamos la guardia
¿Qué pasa si nos cansamos y dejamos de mantenernos firmes? Cada día tenemos la opción de aliarnos con la propaganda del enemigo —esa que constantemente transmite mentiras, miedo, enojo o desesperanza— o de aliarnos con la verdad de Dios, que transforma atmósferas y trae amor, gozo, paz, paciencia… etc.
¿Cómo lo hacemos? Aliarnos con la verdad, declarando lo que Dios dice, y actuando conforme a ello. Jesús dijo que conoceríamos la verdad… y que la verdad nos haría libres. (¡Además, es el cinturón que mantiene toda nuestra armadura en su lugar!)
Si a veces te cuesta creer lo que Dios dice de ti, tal vez sin darte cuenta has estado de acuerdo con una mentira. Hoy es un gran momento para pedirle al Espíritu Santo que te muestre cualquier mentira que esté oprimiendo tu mente, y que te revele la verdad que te hará libre.
Armas que liberan
El perdón es una de las armas más poderosas en la guerra espiritual. El enemigo usa la falta de perdón como combustible para su artillería. Pero cuando perdonamos de corazón y decidimos bendecir a quienes nos han herido —así como Jesús lo hizo por nosotros—, el diablo ya no puede usar nuestro pasado en nuestra contra.
Otra arma poderosa es actuar en el espíritu opuesto. Si entras a un lugar donde hay un ambiente pesado, con murmuración o crítica, elige hacer lo contrario: ¡habla palabras de honra y bendición!Si sientes un espíritu de pobreza rondando tu hogar o tus finanzas, decide diezmar de todos modos y busca cómo ser generoso. ¡Mira cómo huye esa opresión!
Pídele al Espíritu Santo, que te muestre qué está oprimiendo tu vida hoy, y empieza a actuar en el espíritu opuesto.
Toma tu espada
Y finalmente, la fuente de verdad y de poder que tenemos al alcance de nuestras manos es la Palabra de Dios, junto con Su Espíritu Santo en nosotros.
Su Palabra es más cortante que una espada de doble filo, y Su Espíritu es un fuego que no se apaga. Es hora de levantar tu espada…
Lee hoy Efesios 1:19-23 y Efesios 6:10-18.
Ora y escucha: ¿Qué está oprimiendo a mi familia? ¿Qué arma necesito usar ahorita? ¿Cómo puedo usar todas ellas? Ahora hazlo… y observa cómo los demonios huyen.
Somos más que vencedores en Cristo Jesús. Créelo. Declara Su Palabra. Actúa con fe. Y no olvides compartir tu testimonio esta noche.
