top of page

Día 2 – Guiados por el Espíritu, no por el alma

Vivimos rodeados de voces que compiten por nuestra atención. En esta época de información instantánea, todo el tiempo recibimos ideas de cómo deberíamos ser: qué comer, cómo vestir, cómo educar, cómo pensar. Son tantas opiniones y opciones que a veces solo queremos desconectarnos. Y entre todo eso, ¿dónde queda Dios?

La verdad: Él no encaja ahí… ni quiere hacerlo.

 

Dios no quiere ser un accesorio en tu vida, ni una “parte espiritual” los domingos. Él quiere ser el centro, el dueño de la casa, el que tiene las llaves y permiso total para marcar la atmósfera y cultura de todo tu ser.

 

Cualquier cosa o persona que tome ese lugar se convierte en un ídolo. Y es el alma la que les da permiso a esos ídolos de entrar.

El alma busca atención.

 

Es nuestra alma la que anhela aceptación.

Es nuestra alma la que busca placer, comodidad y distracción.

Es nuestra alma la que quiere sentirse bien y segura a su manera.

 

Por eso, cuando el mundo dice “sigue a tu corazón”, suena bonito… pero es peligroso.

 

La Biblia dice que el corazón humano es engañoso y se desvía fácilmente (Jeremías 17:9).

 

Seguirlo solo nos aleja de lo que más necesitamos: Jesús.

 

Solo Él puede darte seguridad, propósito y equilibrio.

Solo Él puede poner tus pies sobre roca firme… ¡o hacerte caminar sobre el agua!

 

¿Cómo alineamos el alma con el Espíritu?

 

A través de la oración y el ayuno.

El ayuno es una disciplina espiritual, y la disciplina consiste en tomar control de los apetitos y emociones, para alinearlos con lo que es bueno y verdadero.

 

Lee hoy: Filipenses 4:4–9

 

Antes de leer, tómate un momento para alabar a Dios. Puedes cantar una alabanza o leer un salmo, pero deja que tu alma se alegre en quién es Él. Luego ora y pídele al Señor que te muestre si hay ídolos a los que tu alma les ha dado demasiado espacio.

Y como Gedeón, derríbalos y levanta en su lugar un altar al Señor —un lugar de adoración y entrega— (Jueces 6:25–27).

 

Cuando el alma se alinea...

 

Cuando los antojos del alma se rinden, los del cuerpo también se someten. Cuando dejamos de correr a la comida, a las redes o al entretenimiento para consolarnos, aprendemos a correr hacia Dios para encontrar descanso en Él.

 

Ahí empieza la libertad. Ahí se recupera el tiempo perdido, se aligera la carga del miedo y la ansiedad, y las emociones vuelven a encontrar equilibrio.

 

La tristeza se levanta y el gozo toma su lugar, porque ya no somos esclavos de los capataces del alma… sino guiados por el Espíritu.

 

Oración: Señor, quiero que mi alma se alinee con Tu Espíritu. Muéstrame si hay ídolos que he permitido en mi corazón. Ayúdame a derribarlos y a levantar un altar solo para Ti. Enséñame a buscar consuelo en Tu presencia, y a vivir guiado por Tu voz y no por mis emociones. Amén

  • Facebook - círculo blanco
  • Instagram - Círculo Blanco
  • YouTube - círculo blanco
bottom of page